Crónica del 19 de febrero de 2012
“Bienvenidos y gracias por volver a La Restinga” Llegamos nuevamente al Hierro con la tranquilidad habitual que inspira esta isla. Somos nuevamente bienvenidos a La Restinga donde instalaremos nuestro cuartel general principal. El cariño con que nos reciben cada vez que llegamos nos sigue sorprendiendo. No dejan de agradecer cada vez que pueden el gesto de que hayamos decidido visitarlos de nuevo. En El Pinar tendremos un punto de observación secundario por si fuera necesario por un cambio en la actividad. Cuando llegamos a las medianías del Pinar, desde donde se divisa el Mar de las Calmas, no se aprecia mancha alguna. El océano tiene su tonalidad habitual y nadie diría que bajo la superficie existe un volcán submarino activo. La impresión al llegar al pueblo es de normalidad absoluta. Al ser domingo se ve la Avenida Marítima algo más concurrida y los comercios tienen clientes consumiendo. Al preguntarle a los empleados aseguran que “la actividad se debe a que es por el fin de semana, mañana lunes volveremos a la inactividad”. En lo que a los clubs de buceo se refiere no se muestran demasiado optimistas. Por ahora, el corredor marítimo habilitado junto a la costa no ha surtido los efectos deseados. “Falta que los tour operadores vuelvan a recomendar El Hierro hasta que eso no suceda no tendremos demanda” nos explican.
“La luna despertará al volcán de nuevo” Conversamos con uno de los pescadores con el que ya hemos hecho amistad de nuestras visitas anteriores. Su barco sigue varado. Ahora las circunstancias le han hecho asumir “pequeños cáncamos que le encargan de aquí y de allá y gracias a eso vamos escapando y pasando los días a ver en que queda esto (refiriéndose al volcán)”. Al preguntarle por la posibilidad de que el volcán submarino se extinga no parecen del todo convencidos. “Ya lo han enterrado dos o tres veces los científicos y ha vuelto con las mismas. Yo creo que cuando coja fuerza la luna volverá a las andadas y echará más materiales. No creo que haya acabado todavía”. De cualquier manera reconoce que desearía equivocarse y poder empezar los preparativos para volver al mar.
El barco de investigación “Atlantic Explorer” intentará tomar imágenes En nuestro paseo tras la comida por el puerto de La Restinga conocemos al barco de investigación que la Universidad de Las Palmas ha enviado a la isla para realizar estudios del volcán. Su tripulación estaba probando una cámara robótica que pretenderá tomar las primeras imágenes nítidas del volcán submarino. Uno de sus tripulantes nos indica que “es clave que el volcán reduzca su actividad para poder aproximarnos sin peligro, pero estamos esperanzados con la posibilidad de ver el volcán de cerca. Nuestra cámara es capaz de descender hasta 1000m así que esperamos conseguirlo”. Otro de los dispositivos que planifican sumergir es un colector de geoquímica con el que se tomarán muestras de aguas, gases y materiales emitidos. Se trata de una embarcación de la empresa privada QStar que ha sido fletada por la Universidad de Las Palmas. En su plan de salidas participarán expertos de los departamentos de Biología, Física y Química y de los Institutos Universitarios de Oceanografía y Cambio Global (IOCAG), de Sistemas Inteligentes y Aplicaciones Numéricas en Ingeniería (Siani) y de Sanidad Animal (IUSA). También intervendrán científicos del Banco Español de Algas y de los grupos de investigación de Oceanografía Biológica, Física y por Satélite, de Química Marina, de Robótica, de Ecología Marina y Pesquerías y de Geología, entre otros.
Nos atacaron los Carneros de Tigaday El resto de la tarde, gracias a la invitación de un amigo de La Restinga, nos desplazamos hasta el Golfo para conocer de cerca la tradicional suelta de carneros del Carnaval herreño. Una original tradición que se recuperó después de la guerra civil española (1936-1939) gracias a la labor de Don Benito Padrón, un señor que decidió recobrar los antiguos bailes de carnaval que él recordaba de niño y que se han convertido en una de las señas de identidad de los carnavales de El Hierro. Unos 30 jóvenes se convierten en carneros que asustan y revuelcan y tiznan de betún negro a todo el que se aproxime a las calles de Tigaday en los días de carnaval. Las pieles, que se secan al sol tras darles algunos baños de mar, sueltan un olor agrio y desagradable al que es difícil acostumbrarse. Llevan capuchones de piel con grandes cuernos y betún que cubre por entero cualquier trozo de piel humana que quede al aire completan el disfraz. Como no podía ser de otra manera, vivimos en propia piel el embrujo de los carneros, reímos y nos vimos embadurnados de negro betún al intentar tomar las imágenes. Todo sea por nuestra audiencia. En breve les ofrecemos las fotos de hoy.
_________________ "No te esfuerces en convencerme, demuéstrame que es verdad"
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